martes, 21 de mayo de 2013

HERMANITOS

Está claro que la llegada de un primer hijo produce cambios profundos en la vida de una pareja y claro esta en la madre y en el padre. Pero,¿qué pasa cuándo llega el segundo hijo? Los padres ya están mas preparados, se sienten relajados y su vida ya está hecha a medida de los niños. 
Sin embargo,hay un nuevo desafío pues el primer hijo que ahora tiene quizás dos, tres o cuatro años esta nueva situación le coge totalmente por sorpresa.

Voy a hablar de mi experiencia.

Cuando nació mi segunda hija Violeta, Antuan, el primero,tenía tres años. Era un niño, que yo consideraba casi grande ya que hablaba perfectamente, tenía mucha autonomía, no usaba pañales, dormía en su camita    ...además era de carácter tranquilo y suave.
Cuando nació su hermanita este niño comenzó a comportarse de maneras nuevas. Nerviosismo inexplicable,vuelta a la cama de papá y mamá, gritos...
Él me expresó cuando el bebé tenía apenas unos días:
-Mamá ¿por qué no dejamos al bebé debajo de la mesa y nos vamos?
Mas tarde mediante juegos, la asesinaba, la aplastaba,la tiraba por la ventana y otras acciones que probablemente he olvidado.En esa época descubrió el gusto por las armas y juegos bélicos con aquello que encontraba a su alcance como palos o ramas,ya que no solemos tener armas en casa ni acceso a ese tipo de juguetes.
Algunos días creía que mi dulce hijo se había transformado en un psicópata y que si no hacía algo sería alguien peligroso para la sociedad.

Yo, que creía que iban a quererse desde el primer día, porque en ningún momento iba a dejar de dar atención al hermano grande, me sentía fracasada, desanimada y agotada.
Amar es aceptar al otro de un modo incondicional y yo no lo estaba haciendo con mi hijo.
Querer continuamente que las cosas sean de otra manera es AGOTADOR. Luchar con lo que es la realidad nos llena de SUFRIMIENTO.
Entendí que yo no aceptaba los sentimientos de mi hijo y que al no hacerlo lo estaba de algún modo rechazando, lo que es igual a no amarlo. Esto empeoraba su situación porque venía a confirmarle una y otra vez lo que el tanto temía: 
" Mamá ya no me quiere."

Así que probé a aceptar la realidad que era esta: Mi hijo, de momento no podía querer completamente a su hermanita.
Aunque a veces tenía sentimientos de amor hacia ella también deseaba su desaparición y la vuelta al estado de armonía con su mamá.
Por eso, empecé a verbalizar aquello que el hacía y expresaba dándole un nombre y no rechazándole por ello..
-"Veo que te gustaría que ella no estuviera. Parece que estás muy enfadado con ella."
Y de ese modo al menos él empezó a sentir que yo no lo rechazaba por eso que el sentía y que aunque nunca le dejaría hacer un daño a su hermana tenía derecho a sentir esas cosas.¿Por qué?
Porque a él nadie le preguntó si quería tener una hermanita. Porque por su etapa evolutiva no estaba preparado para sentir empatía por otro, ni para compartir a mamá y papá.Porque yo misma inconscientemente le había rechazado en numerosas ocasiones desde la llegada de su hermana.
Tengo que decir que ahora que el nuevo bebé tiene ya dos años y medio y su hermano mayor tiene cinco y medio es maravilloso ver la relación que tienen entre ellos. Ahora si puedo decir que se quieren, que comparten y aprenden a estar juntos con sus diferencias. Todavía están en momentos diferentes y a menudo chocan sus intereses y cuesta compartir el mismo espacio.Sin embargo ahora puedo decir que predomina el amor sobre la rabia. 
Está claro que no todos los hermanos se muestran celosos al nacimiento de sus hermanos.Va a depender en gran medida de la edad del niño. Cuánto mas mayor mas preparado estará para aceptar la llegada de otro. También cuánto mas se halla sentido respetado y amado mas podrá aprender a amar y respetar a otro.
Lo que está claro y lo que yo aprendí de todo esto es que es mejor aceptar las emociones de un niño,(también las nuestras) sean las que sean, darles nombre, y dejarles sentirlas. 
Por favor, que nadie me mal interprete:¡¡ No hay que dejar pegar al hermano pequeño!!! También es nuestra responsabilidades poner límites a estas emociones y darles una buena salida ya que una vez mas el niño no esta preparado para ello.
En fin, para terminar decir que creo que es profundamente positivo para una persona tener hermanos y hermanas a pesar de los dolores que pueda traer en un primer momento.Aquel que tenga hermanos o hermanas ya nunca estará solo.

1 comentario:

  1. Me siento muy identificada con tus palabras, la situación que he encontrado tras el nacimiento de mi pequeña no es la que esperaba, y si a veces me frustra y como bien dices en esa frustración hay una culpabilización dirigida a mi hijo mayor, lo que implica no aceptarle. Tus palabras me han inspirado y creo que lo harán con otras personas.
    Con tu permiso lo comparto.
    Gracias!
    La mamá corchea

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