lunes, 1 de julio de 2013

¿Podemos pasar un día sin hacer nada con nuestros hijos?


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Mas a menudo de lo que podais imaginar me encuentro con mamás y papás que sencillamente no saben qué hacer todo el día con sus hijos.
 Es verdad que la convivencia con niños tiene cierta complicación y que nuestra vida moderna no está adaptada a las necesidades de mamás y niños.
Las casas son demasiado pequeñas y no tienen los espacios adecuados para que los niños jueguen tranquilos y las familias se han reducido a la pareja y el/los  niños resultando esto asfixiante  para todos los miembros.También es cierto que a medida que los niños crecen van necesitando amigos y espacios distintos al familiar.
Sin embargo, pienso que hay algo mas allá que impide disfrutar del día a día sin ningun plan especial.

Voy a contar la historia de Marta:

Marta era una chica trabajadora, con muchas inquietudes, muchas amistades y muchos proyectos. Marta, siempre se conoció a ella misma a través de las cosas qué hacía y es mas, del efecto que en los demás tenían. Cuando Marta era pequeña aprendió que algunas cosas hacían sonreir a papá y a mamá, que algunos comportamientos eran aplaudidos mientras que otros le hacían sentirse lejos del amor de aquellos que tanto necesitaba. Esta sensación llenaba de dolor a la niña que era Marta y empezó a idear estrategias para sentirse mas amada ya que ésto era vital para ella.
Y así aprendió a sentirse  valorada y viva a través de sus estudios, de sus logros profesionales, y de cada uno de sus avances. Marta aprendió a ser  a través de sus actos ya que parecía que ella por sí misma no era suficientemente buena.Y así Marta creció  esforzándose cada día en ser un poco mejor, encontró alguién con quien compartir su vida  y tuvo un hijo.


Entonces Marta  maravillada de esta experiencia diferente a todo aquello que había ocurrido en su vida, quería entregarse en cuerpo y alma a esta criatura que tenía entre sus brazos. Pero mas pronto que tarde Marta empezó a sentirse desvalorada, con la autoestima mas baja y con menos energía. Sus proyectos estaban parados, sus relaciones sociales habían disminuido y si bién se sentía feliz de haberse convertido en madre otra parte de ella se sentía mas y mas triste cada vez menos ella misma. Una gran ansiedad inundaba su cuerpo y segun pasaba el tiempo mas y mas necesitaba nutrirse de todo aquello que hacía antes para no morirse de hambre.

¿Qué le estaba ocurriendo a Marta?  Su personaje se estaba desdibujando.Desde niña  se esforzó en construir este personaje que nunca acababa de ser del todo perfecto, aunque por momentos funcionaba y daba un sentido a su vida. Ahora que se dedicaba a su bebé y no a cultivar su personaje se sentía feliz por un lado pero  se sentía morir por el otro.

Algo no cuadraba. Marta no podía maternar a través de su personaje.Sólo podía maternar de una forma féliz a través del ser. Su bebe no necesitaba sus notas, sus resultados, su eficiencia, su bien hacer, ni siquiera su simpatía, ni sus encantos ...
El bebé no necesitaba planes especiales, ni ropas maravillosas, ni estimulación especial, ni paisajes hermosos, ni conversaciones interesantes,ni viajes, ni buena literatura, ni arte, ni música, ni nada mas que una mamá que sea junto a él, lo proteja, lo nutra y lo ame.
Y para ella dar esa protección, amor, nutrición debía despojarse en gran parte de aquello que sobra y para eso hace falta mucha pero que mucha valentía cuando hemos dedicado una vida a caminar en otra dirección.
La gente paga fortunas por cursos de meditación, por formaciones espirituales y caminos de crecimiento.La naturaleza, tan sabia como siempre nos lo pone muy fácil y a una grán mayoría de personas nos da un bebé entre los brazos y nos dice: "te ha llegado el momento de crecer." Puedes escuchar el mensaje pero también puedes huir o cerrar los ojos.La vida seguirá adelante de todos modos pero tu habrás perdido una grán oportunidad.



Si eres una mamá que a veces en contacto con tu bebé te encuentras con una especie de ansiedad, con una sensación de no estar haciendo nada, de no ser tu...
Míralo, vívelo, siente esa carencia, siente esa sed, ese hambre, dale la cara, porque esta sensación que tu bebé te muestra no la trae él, está en el fondo de todos los instantes de tu vida incluso de aquellos que parecen tan brillantes, intensos y felices.
Si te atreves a mirar cara a cara a esa angustia, incluso a sonreirla y abrazarla habrás dado un gran paso. Y poco a poco, si la observas con frecuencia también ella empezará a desdibujarse....
No te preocupes, volverán las actividades, los trabajos, los éxitos y los fracasos pero si hemos caminado hacia el ser  ya no nos lo creeremos tanto. Y además, podremos pasar largos días de aburrimiento felices junto a nuestros hijos.
                              Rocío. 

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